Desde el centro de Cortina y avanzando por la carretera estatal 51 d’Alemagna, solo se tarda diez minutos en coche en acercarse al lugar donde antes se alzaba el Castillo de Botestàgno (o Potestagno). Se llega por una corta caminata por el sendero 201 o, en invierno, con raquetas de nieve, para lo que recomendamos ponerse en contacto con los Guías Alpinos.
Hoy en día, a pesar de que de aquel majestuoso edificio solo quedan algunos restos, el lugar sigue mereciendo una visita, no solo por su valor histórico, sino también por la belleza del panorama que se puede disfrutar: de hecho, la mirada puede abarcar el Valle d’Ampezzo, siguiendo el curso del Boite, las curvas de los prados y los perfiles de los Montes Pallidi.
Sobre el origen del castillo, las hipótesis de los eruditos oscilan entre los siglos IX y X, llegando incluso hasta el XII. A lo largo de los siglos, tuvo varios propietarios: el Patriarca de Aquilea, la República de San Marcos, Maximiliano de Habsburgo y, por último, el pueblo de Ampezzo. Hoy en día, la zona forma parte del Parque Natural de los Dolomitas de Ampezzo.
Desde el centro de Cortina y avanzando por la carretera estatal 51 d’Alemagna, solo se tarda diez minutos en coche en acercarse al lugar donde antes se alzaba el Castillo de Botestàgno (o Potestagno). Se llega por una corta caminata por el sendero 201 o, en invierno, con raquetas de nieve, para lo que recomendamos ponerse en contacto con los Guías Alpinos.
Hoy en día, a pesar de que de aquel majestuoso edificio solo quedan algunos restos, el lugar sigue mereciendo una visita, no solo por su valor histórico, sino también por la belleza del panorama que se puede disfrutar: de hecho, la mirada puede abarcar el Valle d’Ampezzo, siguiendo el curso del Boite, las curvas de los prados y los perfiles de los Montes Pallidi.
Sobre el origen del castillo, las hipótesis de los eruditos oscilan entre los siglos IX y X, llegando incluso hasta el XII. A lo largo de los siglos, tuvo varios propietarios: el Patriarca de Aquilea, la República de San Marcos, Maximiliano de Habsburgo y, por último, el pueblo de Ampezzo. Hoy en día, la zona forma parte del Parque Natural de los Dolomitas de Ampezzo.
Desde el centro de Cortina y avanzando por la carretera estatal 51 d’Alemagna, solo se tarda diez minutos en coche en acercarse al lugar donde antes se alzaba el Castillo de Botestàgno (o Potestagno). Se llega por una corta caminata por el sendero 201 o, en invierno, con raquetas de nieve, para lo que recomendamos ponerse en contacto con los Guías Alpinos.
Hoy en día, a pesar de que de aquel majestuoso edificio solo quedan algunos restos, el lugar sigue mereciendo una visita, no solo por su valor histórico, sino también por la belleza del panorama que se puede disfrutar: de hecho, la mirada puede abarcar el Valle d’Ampezzo, siguiendo el curso del Boite, las curvas de los prados y los perfiles de los Montes Pallidi.
Sobre el origen del castillo, las hipótesis de los eruditos oscilan entre los siglos IX y X, llegando incluso hasta el XII. A lo largo de los siglos, tuvo varios propietarios: el Patriarca de Aquilea, la República de San Marcos, Maximiliano de Habsburgo y, por último, el pueblo de Ampezzo. Hoy en día, la zona forma parte del Parque Natural de los Dolomitas de Ampezzo.
Desde el centro de Cortina y avanzando por la carretera estatal 51 d’Alemagna, solo se tarda diez minutos en coche en acercarse al lugar donde antes se alzaba el Castillo de Botestàgno (o Potestagno). Se llega por una corta caminata por el sendero 201 o, en invierno, con raquetas de nieve, para lo que recomendamos ponerse en contacto con los Guías Alpinos.
Hoy en día, a pesar de que de aquel majestuoso edificio solo quedan algunos restos, el lugar sigue mereciendo una visita, no solo por su valor histórico, sino también por la belleza del panorama que se puede disfrutar: de hecho, la mirada puede abarcar el Valle d’Ampezzo, siguiendo el curso del Boite, las curvas de los prados y los perfiles de los Montes Pallidi.
Sobre el origen del castillo, las hipótesis de los eruditos oscilan entre los siglos IX y X, llegando incluso hasta el XII. A lo largo de los siglos, tuvo varios propietarios: el Patriarca de Aquilea, la República de San Marcos, Maximiliano de Habsburgo y, por último, el pueblo de Ampezzo. Hoy en día, la zona forma parte del Parque Natural de los Dolomitas de Ampezzo.
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Hoy en día, a pesar de que de aquel majestuoso edificio solo quedan algunos restos, el lugar sigue mereciendo una visita, no solo por su valor histórico, sino también por la belleza del panorama que se puede disfrutar: de hecho, la mirada puede abarcar el Valle d’Ampezzo, siguiendo el curso del Boite, las curvas de los prados y los perfiles de los Montes Pallidi.
Sobre el origen del castillo, las hipótesis de los eruditos oscilan entre los siglos IX y X, llegando incluso hasta el XII. A lo largo de los siglos, tuvo varios propietarios: el Patriarca de Aquilea, la República de San Marcos, Maximiliano de Habsburgo y, por último, el pueblo de Ampezzo. Hoy en día, la zona forma parte del Parque Natural de los Dolomitas de Ampezzo.
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