Los días despejados y el aire fresco invitan a vivir las montañas en libertad.
No hace falta esperar a la nieve para descubrir la magia de los Dolomitas: el otoño es la estación perfecta para volver a recorrer los senderos sin las aglomeraciones del verano, envueltos en la luz más suave del año y en el silencio que amplifica cada emoción.
Las rutas panorámicas, las excursiones en bicicleta eléctrica, la marcha nórdica o la escalada en paredes que se tiñen de colores al atardecer se convierten en experiencias de profunda conexión con el paisaje, entre alerces dorados y aroma a resina.
El otoño regala la sensación de tener las montañas solo para ti: una invitación a bajar el ritmo, observar y respirar.
Respira la libertad de los caminos silenciosos.
Para sentirte siempre en un rinconcito de Cortina, solo tienes que mantener el contacto.