Al Refugio de Col Gallina y el Lago delle Anguane

Descripción

Desde el aparcamiento de Bai de Dones, dirígete hacia el inicio del telesilla de Cinque Torri y toma el sendero n.º 424, situado a la derecha del refugio. Recorre el sendero durante aproximadamente una hora hasta llegar al Refugio de Col Gallina, un establecimiento ecosostenible de estilo típico alpino hecho de madera y piedra y asentado en el corazón de los Dolomitas a 2055 metros de altitud. El refugio se encuentra en una posición muy accesible en Paso Falzarego y goza de una vista privilegiada del Monte Lagazuoi, que se alza imponente a sus espaldas. La gran pradera verde que rodea el refugio es un lugar perfecto para relajarse en las cómodas tumbonas, y los más pequeños también podrán divertirse en el parque infantil, con juegos hinchables, columpios y toboganes. A la vuelta, sigue la misma ruta que en el viaje de ida, que te llevará al punto de partida en unos 45 minutos. Cuando hayas llegado al Refugio de Bai de Dones, antes de regresar al aparcamiento, continúa por el sendero n.º 424 durante unos cientos de metros hasta llegar al romántico Lago Bai de Dones, literalmente «el baño de las mujeres». De hecho, se dice que el lago está habitado por las anguanas, unas encantadoras ninfas acuáticas de tradición ladino-ampezzana, desfiguradas, eso sí, ya que tienen patas de cabra. Se dice que después de una tormenta, los torrentes descienden con tanta turbulencia que el agua se enturbia porque las anguanas están haciendo la colada en las alturas. Hay anguanas buenas, protectoras y benévolas con el hombre, pero también las hay malas, como las brujas: ambiguas, misteriosas y temibles. Dicen que el Lago Bai de Dones está habitado por anguanas buenas que ayudan a las mujeres que desean tener un bebé a sentir pronto la dicha de la maternidad si se bañan en las aguas de este mágico lago. Podrás ver una representación de estas criaturas mitológicas, siervas del dios Silvano, en la entrada del Refugio de Bai de Dones, que debe su nombre a este encantador espejo de agua. También merece la pena pararse un rato en el refugio para saborear la cocina típica de la tradición de alta montaña. La especialidad de la casa es la carne de caza, pero tampoco pueden faltar otros platos típicos de Ampezzo, como los casunziei de remolacha roja, una pasta rellena típica de la zona, o las espinacas verdes con queso ricotta, que se pueden degustar en la amplia terraza soleada.