Senderos militares, barracones y emplazamientos del ejército austrohúngaro en los Dolomitas de Fanes, en el agreste Val Travenanzes, por donde discurría la línea de guerra.

Desde las cimas de Fanes, el dispositivo austrohúngaro tenía bajo fuego un amplio sector del frente italiano, desde el Tofane hasta el Col Rosà, desde las Cinque Torri hasta Cima Gallina. Estas cumbres se disfrutan mejor haciendo senderismo o vías ferratas con tiempos de aproximación y regreso muy largos, porque no hay puntos de descanso.

En concreto, el Monte Ciaval (Monte Cavallo) cuenta con un sendero construido en 1915 por soldados con restos de trincheras, refugios y aspilleras concentrados en la zona de la cresta, en un panorama lunar que deja sin palabras. El Monte Castello, por su parte, es una torre algo aislada en comparación con los demás picos, a cuyos pies se encuentra el vivac Bivacco della Pace (2.760 m), una construcción de madera erigida sobre la base de un barracón militar, y uno de los pocos lugares de descanso a lo largo de la Via della Pace. Furcia Rossa consta de cuatro picos panorámicos, y aquí también se puede vivir la experiencia de caminar por los senderos y cornisas que pisaban los soldados día y noche durante la guerra. En la cima del Monte Vallon Bianco, se alza una exigua cruz de la cumbre y un banco construido sobre las ruedas de un viejo cañón: un recuerdo de la guerra que marcó para siempre esta hermosa zona.

Col Rosà

Cerrando el Val Travenanzes, se encuentra el Col Rosà, con sus emplazamientos italianos, con un papel táctico de control y cobertura en las operaciones contra Croda de R’Ancona y Son Pouses, bastión enemigo. En la cima de Col Rosà, todavía se pueden ver artefactos bélicos, túneles y emplazamientos con vistas a Vallon Bianco y a Furcia Rossa; en la vertiente norte, se pueden encontrar vestigios de barracones de madera y, a veces para los más afortunados, latas de comida utilizadas por los soldados en la guerra.